En la densa selva de Tabasco, una tragedia ambiental se está desarrollando bajo el sofocante calor: los monos saraguatos o aulladores, especie en peligro de extinción, están muriendo en números alarmantes. La intensa ola de calor que azota el sureste de México es la principal sospechosa detrás de esta mortandad.

El Dr. Víctor Morato, director de un hospital veterinario en Comalcalco, Tabasco, ha sido testigo de primera mano del impacto devastador de las altas temperaturas en estos primates. «Cuando llegaron aquí en su agonía nos tendían la mano como diciendo ‘ayúdame’. Se me hace un nudo en la garganta», comparte Morato, visiblemente emocionado por la situación. En la última semana, su equipo ha tratado a ocho monos aulladores, liberando a la mitad mientras los demás continúan en recuperación, incluido Bernabé, el más afectado de todos.

La Secretaría del Medio Ambiente está investigando estas muertes, considerando la hipótesis del golpe de calor y la deshidratación como las causas más probables, aunque no se descartan otros factores como la desnutrición o la exposición a agrotóxicos. Mientras tanto, en la región, los voluntarios como Leonardo Sánchez, un joven estudiante de biología, se movilizan para mitigar el sufrimiento de estos animales, proporcionándoles agua y alimento en un esfuerzo por salvarlos.

«Por el aumento de las temperaturas hemos tenido una gran cantidad de decesos en el municipio. Estamos en zona tropical y el aumento de la temperatura ha sido desproporcional», explica Sánchez, quien junto a otros voluntarios trabaja incansablemente en medio de un clima casi insoportable que recientemente alcanzó casi 50 °C.

La situación es tan grave que el presidente Andrés Manuel López Obrador, oriundo de Tabasco, ha reconocido públicamente el calor extremo que nunca había experimentado en su tierra natal. Los efectos del cambio climático se hacen sentir con fuerza, no solo afectando a los monos aulladores sino también a otras especies y recursos naturales en la región.

Bersabeth Ricardez, otra voluntaria, señala las prácticas agrícolas y la contaminación como contribuyentes adicionales a la crisis. «Ahorita son los monos, mañana vamos a ser nosotros», advierte, subrayando la conexión entre la salud del ecosistema y nuestro propio bienestar futuro.

En medio de este panorama sombrío, los esfuerzos de los voluntarios de Tabasco reflejan una lucha más amplia contra las consecuencias del cambio climático. En un gesto de solidaridad con la naturaleza, continúan proporcionando recursos vitales a los monos aulladores, mientras esperan con incertidumbre el retorno de las lluvias y un respiro del calor extremo.