Un riesgo para la salud pública. Así clasifica la Organización Mundial de la Salud (OMS) el creciente uso de drogas psicodélicas, empleadas tanto con fines terapéuticos como en retiros espirituales. La OMS también revela que hasta ahora no hay certezas médicas de que sus efectos sean beneficiosos, especialmente si se consumen sin supervisión médica.

En el Informe Mundial sobre las Drogas 2024 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), la organización indica que el consumo de psicodélicos está creciendo, principalmente entre comunidades que consideran que estas sustancias ayudan al bienestar, aunque no hay evidencia que lo respalde.

El informe menciona específicamente que la legalización de algunas drogas psicodélicas en distintos países, como Costa Rica, Jamaica y México, además de en partes de Estados Unidos y Canadá, los ha convertido en destinos turísticos para retiros guiados con alucinógenos, entre los que se incluyen las setas y la ayahuasca.

Según la UNODC, este tipo de consumo difiere del uso tradicional en las comunidades indígenas, donde las ceremonias espirituales y rituales inducen alucinaciones y experiencias sensoriales. La ONU señala que estas actividades son llevadas a cabo por empresas que operan en países donde el consumo de drogas es legal, así como por grupos ilícitos que promueven un uso «no supervisado, cuasi terapéutico y no médico», prometiendo bienestar social y calidad de vida a los consumidores.

Esta tendencia es definida por la organización como el «renacimiento psicodélico», advirtiendo que, además de problemas psicológicos por el uso no regulado, también aumenta el riesgo de tráfico ilegal de drogas.

El informe también revela un renovado interés por sustancias como el LSD, el MDMA y la ketamina con fines terapéuticos, así como en viajes o festivales orientados al «mindfulness», una técnica de meditación, y en entornos de espiritualidad.

Adicionalmente, la UNODC informa que el cannabis es actualmente una de las drogas más utilizadas en el mundo, con 288 millones de consumidores, seguido de los opioides con 60 millones, las anfetaminas con 30 millones, la cocaína con 23 millones y el éxtasis con 20 millones.

Asimismo, el informe indica que los nitazenos, un grupo de opioides sintéticos que pueden ser más potentes que el fentanilo, están ganando popularidad en varios países de renta alta, lo que ha generado un aumento en las muertes por sobredosis.