Un viaje histórico y mágico entre dos pueblos mineros

La ruta minera que conecta Tlalpujahua, Michoacán, con El Oro, Estado de México, es una travesía que te transporta a través de la historia, la arquitectura y las tradiciones de dos pueblos mágicos. A tan solo quince kilómetros de distancia, estos lugares te ofrecen una experiencia única en una zona boscosa, con un clima frío que te acompañará durante todo el viaje.

Tlalpujahua: Historia y tradición

La aventura comienza en Tlalpujahua, un pintoresco pueblo michoacano conocido por sus esferas navideñas. Este lugar, con sus calles empedradas y techos de teja, te hace sentir en un viaje al pasado. Uno de los puntos destacados es la Casa Museo de la Familia López Rayón, hogar del insurgente Ignacio López Rayón, una figura importante en la historia de México.

El Templo de San Francisco es otra parada obligada. Este recinto no solo es un testimonio de la arquitectura religiosa de la región, sino que también fue testigo de la boda entre dos figuras del movimiento insurgente, Andrés Quintana Roo y Leona Vicario. Además, el pueblo ofrece tiendas con hermosas esferas y figuras de vidrio soplado, verdaderas obras de arte creadas por los artesanos locales.

El Oro: Belleza y encanto arquitectónico

A pocos kilómetros se encuentra El Oro, en el Estado de México. Este pueblo destaca por su arquitectura única y calles llenas de historia. Entre sus atracciones más conocidas se encuentran la Mina Las Dos Estrellas y la Presidencia Municipal, edificios que reflejan el esplendor de la época minera.

El viaje entre estos dos pueblos no solo te brinda la oportunidad de conocer su pasado minero, sino también de disfrutar de su belleza natural y la calidez de su gente. No olvides contactar a guías locales, como Adrián Téllez en Tlalpujahua, para una experiencia más enriquecedora.